Ámsterdam es un destino turístico durante casi todo el año, tiene elementos de sobra para ser visitada en cualquier momento y está muy bien preparada para el frío que hay desde octubre a marzo, pero durante el verano son miles los jóvenes que se acercan a la ciudad y los turistas inundan las calles principales y zonas más visitadas.
Ámsterdam, o al menos la parte que suele interesar a los visitantes, está muy recogida. En tres días se tiene la sensación de que se ha recorrido todo el centro y de que uno puede desenvolverse sin perderse. Como todo el mundo sabe, Holanda es el país de las bicicletas y es sencillo hacerse con una para moverse durante un par de días. Las bicicletas son las reinas de la ciudad y no hay ninguna calle en pendiente, solo uno de los puentes está clasificado como con pendiente, y no es nada para un ciudadano de otro país.
El Museo Van Gogh es de visita indispensable, igual que la Casa Museo de Rembrandt, son dos pintores que hay que conocer y merece la pena visitar. Pero también se debe ver la casa de Ana Frank, el Rijksmuseum o alguno de los museos pequeños, como el del sexo o el de la tortura.
En la capital holandesa hay mucha más cultura de la que parece, la gente compra gran cantidad de libros y hay unos cuantos ajedreces gigantes por la ciudad para que juegue quien quiera, normalmente suelen tener espectadores analizando las partidas.
Pero durante el verano hay muchos jóvenes que se acercan a disfrutar la fiesta que hay en la ciudad. En el precioso parque de Vondelpark se puede encontrar toda clase de artistas callejeros y jóvenes tomando algo. También está la Heineken Experience para pasar la tarde y se puede ver a innumerables balsas recorriendo los bonitos canales de la ciudad.
Y por supuesto, muchos también se acercan a Ámsterdam para ver los coffe shop o consumir alguno de sus productos, aunque los últimos años se ha legislado para que no vendan productos a extranjeros.
También cuenta con el Barrio Rojo, un lugar muy curioso que tiene mucha gente paseando por sus calles y gran seguridad para evitar altercados. Así es Ámsterdam, llena de complejas contradicciones pero que trata de ser respetuoso con toda las ideas, igual que esperan lo mismo de los turistas.