Realizar el Camino de Santiago es una de las grandes ambiciones de muchos. Poder disfrutar del inigualable ambiente con otros peregrinos, asombrarse con los estupendos y cuidados paisajes o cumplir una promesa son algunas de las motivaciones que empujan a muchos a ponerse la mochila a la espalda y realizarlo. Desgraciadamente, existe un problema de tiempo que impide a algunas personas realizarlo. Los días que hacen falta son complicados de arañar de la vida laboral y familiar. Para todos ellos se abre otra opción: recorrerlo en bicicleta.
Un tercio de tiempo
Este modo de recorrerlo suele ser mucho más ágil y divertido para muchos, aunque también hay quien dice que quita la esencia del camino e impide un disfrute en su totalidad.
La seguridad es primordial
Llevar una ruta pensada y seguirla
Uno de los grandes peligros de la bicicleta en este camino es que el peregrino se crezca ante la facilidad de hacerla en bicicleta y decida alargar demasiado las etapas. Para evitar esto lo mejor es hacer un calendario y seguirlo a rajatabla. Lo más probable es que si solo ocupa la mente del peregrino el hacer los máximos kilómetros posibles, seguramente se arrepentirá de no haber disfrutado otras cosas más importantes del Camino de Santiago. Hay que ser conscientes de dónde estamos, la cantidad de gente que lo recorre y cuál es la motivación de cada uno; y disfrutarlo en lo posible, por supuesto.