22 Ago · Marketing · No Comments
Una de las grandes ventajas que tiene el continente europeo es la posibilidad de ver un buen número de países si se viaja en transporte público o coche. Por este motivo, hay muchos grupos de jóvenes que cada año se lanzan a la aventura y deciden pasar un par de semanas de un lugar a otro, corriendo aventuras, disfrutando de la cultura y divirtiéndose mientras viven experiencias inolvidables. Aquí os proponemos un trayecto que se pueden realizar.
Los vuelos a Budapest o Praga no suelen ser demasiado prohibitivos para los españoles, se pueden encontrar buenas ofertas si se cogen con antelación. Viajar a una de estas dos ciudades supone la posibilidad de visitar la otra, entre Praga y Budapest hay menos de una jornada de viaje y se pueden ver dos ciudades muy distintas en unas vacaciones.
Entre las dos ciudades hay una línea de tren en la que se puede viajar muy cómodo y si se decide conducir, en cinco horas se puede uno presentar en la otra ciudad. Una distancia nimia para cualquier conductor.
Praga es la ciudad que parece una maqueta a tamaño real. Un lugar precioso, de ensueño y muy habitual entre los turistas españoles. La Plaza de la Ciudad Vieja, el Castillo de Praga, el Puente Carlos o el famoso Reloj Astronómico merecen tanto la pena como deambular por la ciudad.
Las cafeterías de Praga son famosas en el mundo entero, antiguas cafeterías famosas por los intelectuales que pasaron tantas horas en ellas y que todavía mantienen el encanto. El Kavárna Slavia o el Café Franz Kafka, por poner dos ejemplos de las decenas de cafeterías, se puede pasar una tarde disfrutando del mejor ambiente y un sabroso café.
La capital húngara permite disfrutar de uno de los ríos más espectaculares de Europa. Cenar en un barco que transita por el Danubio no es un caso excepcional ni un plan demasiado caro. Dicen que Budapest sorprende por sus precios y el ambiente. Es una ciudad en la que cualquier visitante se integra con facilidad y en la que no se va a encontrar grandes agobios de gente.
El Bastión de los Pescadores, La Ópera Nacional de Hungría, el Puente de las Cadenas, la Basílica de San Esteban… el turista más aficionado a la cultura y los monumentos jamás se aburrirá allí; pero el que busca ambiente festivo tampoco. A nada que se busque se puede encontrar grandes pubs y discotecas en los que pasar una noche inolvidable.