El Vaticano es el país más pequeño del mundo, con una superficie de 0,44m2, se puede visitar en un día, o medio si se tiene una buena planificación, y resulta un lugar extremadamente interesante para toda persona religiosa o amante del arte. Para poder visitarlo, solicitan vestir una ropa decorosa: con pantalones o faldas por debajo de las rodillas y no enseñar los hombros.

Los museos vaticanos

Recomendamos encarecidamente comprar la entrada por internet. También se puede hacer en las taquillas, pero las colas pueden ser de varias horas: la afluencia es multitudinaria todos los días del año. Dentro hay que seguir las distintas rutas perfectamente indicadas y entre las curiosidades y exposiciones hay un museo egipcio -momia incluida-, y otro con obras contemporáneas; pero lo que destaca son las obras creadas directamente en el Vaticano. Las Estancias de Rafael solicitadas al artista por el papa Julio II son obras clave del Renacimiento y dejan boquiabierto a cualquier visitante. Y si algo llama la atención es la Capilla Sixtina. La obra de Miguel Ángel es la más esperada, y no defrauda. Allí se puede encontrar a cientos de personas mirando paredes y techo con asombro. Os avisamos de que en la Capilla Sixtina está prohibido realizar fotografías, aunque en el resto del recorrido se permite siempre que sea sin flash.

Plaza de San Pedro

En cambio el acceso a la Plaza de San Pedro es libre y abierto los días que no hay actos o celebraciones. Intimida estar en un lugar tan amplio y de gran belleza. Al fondo, se puede encontrar la Basílica de San Pedro. De 320x240m, tiene capacidad para que se acerquen más de 300.000 personas. La construcción planificada por Bernini tiene 284 enormes columnas y 88 pilastras en un pórtico que bordea la plaza con cuatro filas de columnas produciendo un gran efecto a ojos del visitante. En el centro hay un gran obelisco llevado desde Roma en el siglo XVI. Las 140 estatuas de santos fueron posteriores. Desde cualquier punto de la plaza se puede apreciar su majestuosidad.

Basílica de San Pedro

Para entrar en la basílica tampoco hace falta entrada, aunque suelen haber colas para pasar los controles de seguridad. Es una de las basílicas más grandes y mejor ornamentadas del mundo. Construida en honor a San Pedro, cuyos restos descansan allí, contiene una de las obras más importantes de Miguel Ángel: La piedad. En cada detalle del enorme interior se puede encontrar una obra de arte. También está la opción de subir a la cúpula, pero esta es de pago. Desde arriba se puede observar gran parte de Roma al ser la cúpula más alta del mundo, con una altura de 137 metros.