Senegal es un país africano que desafía todos los prejuicios que alguien puede tener sobre el continente. Con una economía creciente, Senegal se ofrece como una visita sorprendente en playas, cultura e infraestructuras del que pocos conocen mucho más allá de Dakar y la famosa competición automovilística.

Dakar, una gran capital

Al llegar al país lo más probable es que sea a través del aeropuerto de la capital, por lo que lo nuestra visita comenzará seguramente allí mismo. Entre las visitas indispensables está el Museo IFAN con su vistosa muestra de las culturas de África Occidental y acercarse a la zona árabe. La Mezquita es un impresionante edificio que no es accesible para los no musulmanes, pero ver el edificio y el entorno, con sus mercados y comercios donde se encuentran algunos de los mejores tejidos del planeta.

Isla de Goreé

También conocida como Isla de los Esclavos por su infausto pasado. Es un bello paraje natural con multitud de restaurantes y bares que cuenta con pequeñas playas muy seguras y muchísima pesca. Merece la pena acercarse a observar el puerto y la llegada de los barcos. Aunque bullicioso, es un lugar con mucho encanto.

El Lago Retbá, el lago rosa

Posiblemente hemos visto fotografías del lugar y no lo sabíamos. En los días más soleados el reflejo del agua toma un color rosa por las algas que viven en él. Es un lago con gran cantidad de sal y un entorno único con baobabs y ceibas que harán las delicias de todo aficionado a la fotografía.

Parque Nacional de la Langue de Barbarie

Este enorme y bonito parque protegido es de visita indispensable. Se puede recorrer por tierra o adquirir una piragua disfrutar desde dentro de la mismísima desembocadura del río Senegal. El agua y la cantidad de aves del lugar hacen pensar en pasados remotos. Además, a 20 kilómetros está la ciudad de Sant Louis en la que podremos descansar con todas las comodidades.